viernes, 2 de mayo de 2008

Flambeado de emociones sin azúcar

A veces sentís que no podés agarrarle la mano a nadie, pero no porque vos seas muy pesado sino que nadie tiende esa extremidad. Es justo en esos momentos cuando asimilás que estás solo, siempre lo estuviste. Y creyéndote omnipotente no te dejaste penetrar.
Fisurada tu alma, fisurada tu mente, nunca ibas a creer estar convaleciente.
(Esa llama azul aún no te quema)
El líquido también posee gravedad, salvo el líquido que tú no has de tomar.
Buscando una puerta, sólo encontré pared (una pared en ochava que no me permite volver). Y aquella muchacha que ibas a amar y aquella guitarra que ibas a desafinar jamás las verás. Las aguas te tapan, las aguas con sal. No dejás de pensar "¿Cuánto tiempo faltará?". Empezás a dictaminar que te acostumbraste al encierro
y a la
soledad