domingo, 19 de octubre de 2008

MI MAMÁ ES LA MEJOR MAMÁ DEL MUNDO, salvo cuando me levanta para ir a la escuela, o cuando me “sugiere” que consiga un trabajo porque sino me convierto en un vago.
Mi mamá es la mejor mamá del mundo, excepto cuando me prohíbe salir viernes y sábados. O cuando no me regala lo que yo tanto le pido.
Mi mamá es la mejor mamá del mundo, no así la mejor cocinera, aunque se la rebusca bastante. Incluso me prepara el desayuno, cuando llego tarde de bailar y se ríe conmigo de las boludeces que digo.
Ahora pasemos al verdadero significado de MAMÁ:
La mejor mamá del mundo me enseñó todo lo que soy y siempre me ayuda para que sea más y mejor. No lo hace dejándome hacer lo que quiero, sino lo que ella considera, porque sabe, se nota, lo que es mejor para mí. Mi mamá, aparte de ser mamá también fue papá, desde hace 13 años. Y también es la mejor papá del mundo. Se sacrificó siempre y se olvidó de disfrutar para hacer que yo viviera plenamente cada cosa que podía pasar por mi vida. Nos hemos peleado con cuantos injustos se nos han cruzado, creyendo que podíamos hacer algo realmente justo. Mi familia es así, un matriarcado dedicado a sufrir, pero unidos.
Pero mi mamá no es la mejor mamá del mundo solamente el tercer domingo de octubre, ella lo es todos los días y todas las noches, con sus virtudes y defectos, a pesar de las fortunas y adversidades. Es hija de la mejor abuela del mundo, y mami se esmera cada día para hacer de mí el futuro mejor padre del mundo.
Ojala vos, si estás leyendo, puedas sentir algo parecido a lo que yo. Sino llamame, alguna vuelta le vamos a encontrar, porque todos, vivan como vivan, tienen que jactarse por tener la mejor mamá.
A Mamá no te la vende la televisión, no es un partido político, no es tan copada tal vez como un boliche, no es tan intelectual como tu ídolo, no viene por mayorista, ni es descartable. Es eterna, en el sentido estricto de la palabra. Puede desaparecer el mundo, pero ¿sabés de quién vas a sentir el abrazo, en ese momento? Adivinaste, de mamá. Aprovechala, no te avergüences de ella, pues ella no se avergüenza de vos.
Pido las disculpas más sinceras si lastimé a alguien con el anterior escrito. Necesitaba expresarme.



La última vez que publiqué fue un día antes de que mi abuela dejara esta vida. Gracias a todos los que nos vienen apoyando desde entonces, en este proceso que, yo creo, jamás se va a terminar de elaborar. GRACIAS. Y disfruten con sus madres y abuelas todos los días posibles.